miércoles, 7 de enero de 2009




Inmigracion asiática:

La presencia de asiáticos en España es un fenómeno poco conocido a pesar de su larga historia y del considerable volumen de su población en la actualidad. El concepto de diáspora hace referencia a un tipo de migración específico, una de cuyas características es la no asimilación en la sociedad general de acogida. Es decir, los miembros de las comunidades diaspóricas se esfuerzan por no perder ni su lengua materna ni sus vínculos étnicos comunitarios y transnacionales, pues de ello depende su éxito económico y una parte importante de sus actividades laborales. Aquí se describen las características generales de las principales comunidades asiáticas en España y sus diversas estrategias de adaptación dentro del contexto global de las diásporas de las que forman parte.


A pesar de que los asiáticos están presentes en el territorio español desde hace más de un siglo, su residencia ha pasado prácticamente desapercibida hasta muy recientemente con la excepción de determinadas comunidades como la filipina ya activa durante la última parte del siglo XIX, y otras que desde muy temprano se hicieron notar por las importantes repercusiones económicas de sus actividades aquí desarrolladas, como por ejemplo los indios en las Islas Canarias o los japoneses en Cataluña y en otros lugares de España.

En marzo del 2002 segun las estadisticas elaboradas por el Ministerio del Interior, excluyendo a los procedentes de Asia del suroeste (es decir, Oriente Medio y Próximo), hay 86.558 residentes asiáticos en España, a quienes habría que sumar las 12.000 personas nacionalizadas durante las últimas dos décadas y los más de 2.500 estudiantes, lo que da un total de aproximadamente 100.000 personas de origen asiático oficialmente registradas. De cualquier modo su peso relativo con respecto al total de inmigrantes extranjeros en España siempre ha sido pequeño, no superando nunca en su conjunto el 10% del total.

El orden de las comunidades asiáticas por el volumen de su población ha variado con el paso del tiempo. Si en 1975 la primera era la india seguida de la filipina y la japonesa quedando en cuarto lugar la china, en marzo de 2002 la primera es la china con un total de 39.338 residentes (reuniendo ella sola al 45% de todos los asiáticos) seguida por la filipina (15.199), pakistaní (13.101) e india (9.228), y también son importantes, la japonesa (3.370), bangladeshí (2.207) y surcoreana (2.098). El resto se divide entre el grupo de comunidades que reúnen de 100 a 500 residentes como las procedentes de Taiwan, Thailandia, Sri Lanka, Indonesia, Malaysia, Singapur, y todas las demás con menos de 100 residentes.

La evolución más importante durante la década de 1990 es el espectacular aumento de bangladeshíes y pakistaníes, sobre todo durante los últimos procesos de regularización de extranjeros (2000-2001), junto al constante aumento relativo de la comunidad china y el estancamiento e incluso pérdida de efectivos de japoneses, taiwaneses y surcoreanos. También es destacable la pérdida de peso relativo de la comunidad filipina que después de ocupar el primer puesto desde el año 1979, cede su posición a la china en 1997.

La mayoría de las comunidades asiáticas se caracteriza por estar compuestas por familias completas con un equilibrio de sexos y personas de todas las edades, aunque generalmente siempre hay una mayor proporción de niños y adolescentes que de ancianos. Las únicas excepciones son las comunidades feminizadas de Filipinas y de Thailandia y las masculinizadas de Pakistán y Bangladesh, que además coinciden con las que menos niños y ancianos tienen.


La comunidad india

Los indios en España son la comunidad más claramente diaspórica en el sentido clásico. Los primeros indios se instalaron en la Islas Canarias en la década de 1950, y allí se encuentra su base principal de residencia hasta la actualidad. Eran comerciantes que procedían tanto de India como de comunidades establecidas en otros lugares del mundo (Tánger, Casablanca, etc). Su ocupación fundamental es el comercio internacional al que se suman los bazares de venta al por menor. Es precisamente la ventaja de formar parte de redes diaspóricas lo que ha facilitado su éxito. Por ejemplo, los sindhis de Barcelona, que desde la década de 1960 están vendiendo productos de electrónica a bajo precio, se abastecían de sus coétnicos en Hong Kong, Estados Unidos y Gran Bretaña.

Su éxito ha sido tal que una parte importante del comercio internacional de Canarias está en sus manos y sus bazares se han extendido por toda España, e incluso por Andorra. Los puertos y ciudades francas son lugares por excelencia para su residencia. La comunidad india es muy endogámica y trata de no perder su lengua a pesar de que algunos de sus miembros ya están residiendo aquí más de medio siglo.

La comunidad china

El primer flujo importante de migrantes chinos en España data de las décadas de 1920 y 1930. En aquel momento eran vendedores ambulantes que recorrían toda Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial pasaron a desarrollar el nicho económico de los restaurantes de comida china, y así llegaron nuevos inmigrantes chinos procedentes de otros países de Europa donde ya eran propietarios de este tipo de negocios. España se convirtió en un terreno virgen para la expansión económica de sus empresas (de hostelería). Los restaurantes suelen ser empresas familiares y han alcanzado ya el punto de saturación por lo que comienzan a diversificar su actividad económica introduciéndose en otros sectores comerciales e industriales (comercio internacional, venta al por mayor y al por menor, industria textil de la confección, etc.).

Las redes familiares y económicas transnacionales son fundamentales para su prosperidad. Es habitual que las familias con mayor éxito económico coincidan con las más dispersas internacionalmente, es decir con presencia de negocios simultáneamente en más países diferentes, y sin romper los vínculos con sus pueblos de origen que siguen proporcionando mano de obra, cónyuges matrimoniales, oportunidades para donar en pos del prestigio social y para invertir en sectores inmobiliarios, comerciales y productivos, etc. A mayor dispersión de la red (espacial y sectorial), más posibilidades existen de prosperidad.

La movilidad de capital, mano de obra, información, etc. por la red es constante y fundamental para el éxito. Abandonar las ventajas comparativas que proporciona el estar inserto en redes transnacionales va en contra de la lógica de la empresa familiar y de la lógica migrante, y más cuando las sociedades de acogida son incapaces de proporcionarles esas mismas condiciones.

La comunidad china está compuesta fundamentalmente por familias que tienden a ser propietarias de sus propios negocios (familiares). Las cadenas de migración y los procesos de reunificación familiar facilitan su asentamiento y expansión.

La comunidad filipina

Es una comunidad feminizada que aparece con sus características actuales a finales de la década de 1960. El trabajo fundamental de las mujeres filipinas es el de empleadas domésticas internas. A pesar de ser fundamentalmente asalariadas, la especialización en el segmento laboral concreto del servicio doméstico para la clase alta les proporciona habitualmente unos salarios y condiciones laborales relativamente por encima de la media. La migración internacional filipina ha estado controlada en gran medida por canales estatales y las mujeres se han especializado en el servicio doméstico sea en países de Asia como Singapur, Hong Kong, Japón, Taiwan o europeos como Italia y España; de cualquier modo su destino preferente es Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y hacia allí se dirigieron muchas de las que estaban en España cuando tuvieron esa oportunidad. Por otra parte sus contactos en España fueron muy útiles para las nuevas llegadas de Filipinas.

En este sentido podemos hablar también de diáspora y de reemigración hacia terceros países: “De la primera hornada de empleadas de hogar filipinas, es decir de las que llegaron con contrato legal [hasta 1978 aproximadamente] y algunas de las llegadas a Barcelona como turistas, ya no queda prácticamente ninguna aquí; marcharon hacia Canadá, aprovechando que la entrada estaba abierta, y que había una fuerte demanda de servicio doméstico, en especial en la ciudad de Toronto. La entrada masiva como turistas coincide pues con la salida numéricamente considerable hacia Canadá, de forma que el mercado laboral queda nuevamente cubierto por parientes, amigas y conocidas de aquellas que se van” (Comamala 1998: 129).

La comunidad japonesa

También se establece por primera vez en la década de 1960. En este caso el carácter transnacional de su migración va asociado a las inversiones de capital financiero, comercial e industrial en España. Son fundamentalmente directores y ejecutivos de grandes empresas transnacionales que residen en España durante unos años antes de ser destinados a otros lugares. En este sentido se trata de un trabajo de alta cualificación con una gran movilidad y en muchos casos dentro del sector industrial. De hecho sus empresas en la actualidad proporcionan 145.000 puestos de trabajo directos e indirectos en España, generando una parte significativa del PIB español.

El comercio internacional sin duda es otro segmento ocupacional importante aunque quede encuadrado dentro de grandes firmas comerciales y no sea a escala familiar como en el caso de indios y chinos. La movilidad de unos países a otros también es importante en el caso japonés, aunque frente a las demás comunidades, la biculturalidad y el bilingüismo sea bastante escaso pues muy pocos empresarios y ejecutivos japoneses aprenden las lenguas del estado español. No obstante, existe otro segmento de los aquí residentes que es el formado por los estudiantes (más de la mitad de los estudiantes asiáticos en España procede de Japón). Y en los últimos años se observa el crecimiento sostenido de pequeñas empresas familiares y de profesionales independientes, alejados ambos de las grandes empresas transnacionales.

La comunidad surcoreana

Como la comunidad india, se encuentra especialmente concentrada en las Islas Canarias. Entre los surcoreanos son importantes las empresas pesqueras y los marineros allí establecidos (también hay marineros chinos y japoneses), pero al igual que los indios también han desarrollado el comercio internacional (importación de pieles y textil), y como los japoneses también hay un sector de ejecutivos de alto nivel en empresas transnacionales coreanas con inversiones en España, y otro de pequeñas empresas familiares. Un ejemplo: una familia surcoreana establecida en Argentina, emigra en parte a Estados Unidos donde se dedica a la confección de ropa. Una de las hijas viene a España a estudiar y tras acabar los estudios abre una empresa de confección que pronto tendrá tres fábricas. Además de importar tela y ropa de Corea, ella misma fabrica ropa confeccionada en España en sus talleres donde trabajan chino-coreanos (ciudadanos chinos de la minoría nacional coreana) y también la distribuye al por mayor. La familia continúa establecida en Argentina, Estados Unidos y España, además de tener parientes y contactos frecuentes con Corea.

La comunidad pakistaní

Los primeros pakistaníes en España se encontraban en provincias del interior como León, Jaén y Teruel, trabajando en minas, así como en Barcelona en distintas ocupaciones relacionadas con el sector de servicios. Constituye una de las comunidades asiáticas que más ha crecido durantes los últimos procesos de regularización de extranjeros (pasa de 7.843 residentes en 2000 a 14.322 en 2001). Ahora se concentran especialmente en la provincia de Barcelona y también están en otras del interior como La Rioja y Toledo. Su estructura ocupacional es la más diversificada de todos los asiáticos, siendo los únicos con un número significativo de trabajadores no cualificados en la agricultura, construcción e industria, frente al resto de los asiáticos que apenas cuentan con efectivos en esos sectores. El carácter diaspórico de los pakistaníes aparece sobre todo en estos momentos cuando han venido muchos procedentes de Gran Bretaña donde su comunidad ha llegado a un punto de saturación y está buscando nuevos lugares donde instalarse. También vienen pakistaníes procedentes de Jordania, Siria y Líbano donde han acumulado capital con su trabajo asalariado que deciden invertir en España abriendo pequeños negocios de servicios. Lo más peculiar de este colectivo, característica que comparte con los bangladeshíes, es la escasa presencia de mujeres, pero el gran número de menores de 15 años. Esto se debe a que el proceso de reagrupación familiar deja a las esposas en sus pueblos mientras que los hijos vienen aquí. Los vínculos con origen no se pierden y son fundamentales.

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